MONTE NEBO- JORDANIA
Seguimos recorriendo Jordania y esta vez nos dirigimos a visitar el Monte Nebo, la parte mas elevada del antiguo reino de Moab, donde según la Biblia fue donde Moises divisó la región de Canaán, la tierra prometida, hacia la que guió al pueblo judío desde Egipto y a la que Dios le había prohibido entrar. Se dice que fue allí donde murió y fue enterrado.
Las sagradas escrituras lo narran de esta manera: “ Subía Moises de los campos del Moab al Monte Nebo y le mostró el Señor toda la tierra de Galaad, todo Neftala, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental, Jericó ciudad de las palmeras y le dijo el Señor : Esta es la tierra que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob diciendo A tu descendencia le daré, te he permitido verla con tus ojos mas no pasaras allá y murió Moises en la tierra de Moab conforme al dicho del Señor”
La Biblia dice que a Moisés no se le permitió entrar en la Tierra Prometida, solo pudo observarla desde el monte Nebo, porque “ Golpeó la piedra con su vara para que emanara agua de la roca, en vez de pedírsela como Dios le había ordenado” ( Números 20:12-24)
Al llegar te cuesta imaginar como habrá sido ese lugar hace unos siglos atrás, solo sientes el silencio propio de la montaña con su bruma en el horizonte, cubriendo la visión de ese suelo prometido a Moisés. El silencio, que solo se interrumpe de a ratos por el ligero sonido del viento, contribuye a reflexionar sobre la historia que has oído desde muy pequeño.
Ese día solo pudimos ver el valle del Jordán y Cisjordania pero nos comenta el guía que cuando está despejados se puede ver también el Mar Muerto y las torres de Jerusalém en el horizonte.
Hace varios años atrás, la custodia Franciscana de Tierra Santa comenzó una excavación arqueológica en el Monte Nebo que expuso un conjunto de edificios monásticos, una basílica del siglo VI, una capilla del siglo IV, varios mosaicos y un gigantesco pavimento del siglo VI con representaciones muy coloridas de animales y personas en buen estado de conservación que se atribuye al hecho de haber permanecido enterrado durante siglos.
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Y así, mirando esta realidad, rememoro las historias que desde la infancia he escuchado y vuelvo con el alma repleta de una visión adulta y distinta a esos imaginarios recuerdos que como niño, uno construye para la comprensión del mundo.