ISLA DE HVAR, DALMACIA CENTRAL, CROACIA
Es casi imposible esperar el momento en que todos los problemas del mundo hayan desaparecido para hacer un viaje. Lo planeamos en familia, nos adaptamos y salimos a navegar por algunas de las sesenta y seis islas habitadas de Croacia.
Caía la tarde, cuando amarramos en el antiguo puerto pesquero de Hvar, protegido de los vientos del norte por las fortalezas y la colina de Burkovo.
Llegamos a la isla que tiene a la flor de la lavanda como símbolo principal y a la que muchos viajeros llegan en época de floración para ver sus campos teñidos de un lila azulado.
Utilizan la lavanda para fabricar cosméticos y perfumes, aceite o esencia y elaboran ramos de espigas secas o saquitos perfumados que saturan el aire de la isla mientras se exhiben en los numerosos puestos callejeros.
En la época romana muchos nobles construyeron aquí sus villas de descanso y ahora se ha convertido en un punto de encuentro VIP entre los jóvenes europeos, por eso la otra cara de Hvar, son sus fiestas, el champagne, el tránsito intenso de lanchas y yates grandes que pasan varios días amarrados en el corazón de la isla .
Hay tantas embarcaciones, que fue la única noche de nuestra navegación que experimentamos ruidos en nuestro descanso pues la fiesta que comienza en tierra, continúa en los barcos.
El casco de nuestro catamaran, golpeaba con los cascos sujetos a nuestro lado. Esa noche, la colina que protege el puerto del viento, apenas pudo contenerlo y a ese golpeteo constante hubo que sumarle las fiestas con su música, los botes con motor que transportaban a los pasajeros y la alegría desbordada de sus participantes.
Demasiados turistas. Llegan mas de 30000 viajeros diarios colapsando la zona marítima, sus plaza, sus cafés y sus terrazas.
En la isla, hay varios monumentos históricos:
En el puerto hay una fortaleza española conocida como Spanjola.
En la Bahía de Kriza, un Monasterio franciscano que conserva monedas, una colección de libros antiguos y pinturas de artistas locales.
Cerca de las murallas junto a la orilla del mar, esta la Iglesia de Nuestra Señora del Mar que los franceses utilizaron como almacén.
En la Plaza principal, sin vehículos, esta la Catedral de San Esteban, abierta para el público durante el día, pero no te dejan tomar fotos de las obras de los artistas locales que están dentro de la misma, ni cuando están rezando sin celebrar la eucaristía. Respetan mucho el lugar santo.
Al otro lado de la plaza vemos La Torre del Reloj, La Logia y el Palacio Hektorovic con ventanas de estilo veneciano.
Casi sobre la costa, esta el Arsenal el primer teatro público de los Balcanes. De allí se desprenden sobre las colinas las calles estrechas de piedra blanca, pequeñas tiendas, cafés, bares y restaurantes.
Por la noche, mientras cenábamos en un restaurante de la isla sobre el mar, pudimos ver el homenaje de los pobladores hacia una de sus estrellas musicales , el croata Oliver Dragojević quien había fallecido después de perder su batalla contra el cáncer de pulmón .
Nos llamo la atención cuando el restaurante apagó sus luces y suspendieron la actividad. Le pregunte a nuestro tripulante eslovaco que cenaba con nosotros esa noche : «Que esta ocurriendo«? pues comenzamos a ver que el cielo se teñía de rojo por las bengalas que iluminaban ambas orillas.
Todo el pueblo se reunió en el paseo marítimo para mostrar su amor y respeto al músico, encendiendo sus bengalas mientras surcaba las aguas del puerto un barco con su féretro.
Esto es lo que vimos desde nuestra mesa….Me impresionó cuando el ambiente se silenció por completo entre tanta gente que se había alineado a su paso.
Nota publicada en la Revista Para Ti On Line
https://www.parati.com.ar/bajo-los-cielos-del-mundo-croacia-dalmacia-central-e-isla-de-hvar/